domingo, 10 de noviembre de 2013

La vida cotidiana en tiempos de Rosas.

Entremos en detalles

Su segundo gobierno


La batalla de La Vuelta de Obligado.
Para evitar el paso de los barcos, las fuerzas de la Confederación
extendieron tres gruesas cadenas de costa a costa.

Una escena de la Batalla de Caseros.

La expedición contra los indigenas

En 1833 Rosas organizo una expedición sobre los territorios ocupados por los indígenas. El objetivo era expandir y asegurar la frontera sur de la provincia. Los expedicionarios avanzaron por tres frentes: una columna, al mando del propio Rosas, lo hizo desde Buenos Aires; otra, desde Córdoba y San Luis, y la tercera, desde Mendoza. En poco tiempo, la columna de Rosas logro extender la frontera desde la provincia hasta el rio Negro. Durante la marcha, el exgobernador combino el uso de la fuerza militar y las negociaciones pacificas con los diferentes grupos indígenas. Con algunos grupos mantuvo lo que él llamaba "negocios pacíficos": a cambio de un pago en armas, alimentos y caballos obtenía el compromiso de los indígenas de no atacar las estancias de los blancos. Gracias a los acuerdos alcanzados, la frontera permaneció pacíficamente durante algunos años.


El Malón, óleo del pintor Mauricio Rugendas.

Rosas llega al poder


Primer gobierno de Rosas

Retrato de Juan Manuel de Rosas.
Según un viajero inglés que lo visitó en 1848,
"la vida de Rosas era de ininterrumpida labor:
 se ocupaba de las cuestiones de gobierno más
insignificante y no dejaba que ningún asunto
fuera resuelto por los demás si podía hacerlo
él mismo. Habitualmente pasaba las noches
sentado a su mesa de trabajo; a la madrugada
comía algo liviano y se retiraba a descansar".



Alianza entre los federales del Litoral

Como respuesta al desafío que significaba la constitución de la liga, Rosas impulso la formación de una alianza ofensiva y defensiva entre las provincias del Litoral.
El 4 de enero de 1832, Buenos aires, Santa Fe y Entre Ríos firmaron el Pacto Federal. En él, las provincias firmantes se garantizaban ayuda mutua en el caso de que alguna de ellas sufriera un ataque interno o proveniente del exterior. Además, se mencionaba la convocatoria a un congreso para que tratara la organización del país bajo los principios del federalismo. Poca después, Corrientes también adhirió al acuerdo. De este modo, a partir de la firma del Pacto el país quedo dividido en dos bloques enfrentados.
Sin perder tiempo, y luego de otorgarle a Estanislao López el mando de las fuerzas militares, las provincias federales iniciaron las acciones contra la Liga. Quiroga comando la ofensiva y, en poco tiempo, logro recuperar el control federal sobre las provincias de Cuyo. Fue entonces cuando se produjo un hecho inesperado que definió el curso de los acontecimientos: el general Paz fue sorprendido por tropas de López, que lo tomaron prisionero. La captura del líder unitario sello la suerte de la Liga, que en poco tiempo se desmorono. Luego de la caída de la Liga del Interior, las provincias que la habían integrado fueron firmando se adhesión al Pacto Federal.


Provincias que conformaban la Liga Unitaria y el Pacto Federal.
 

La derrota de Lavalle y el avance de los unitarios



Dorrego fue asesinado por orden de Lavalle el 13 de diciembre de 1828.
El gobierno fue asumido por Lavalle quien inició una violenta persecución contra los federales, mientras Rosas aumentaba su liderazgo en la campaña, y lograba el apoyo de los indios pampas.
Lavalle no fue reconocido en su cargo por la Convención Nacional, siendo acusado por el fusilamiento de Dorrego, como traidor. Las fuerzas nacionales quedaron al mando de Estanislao López como General en Jefe, siendo secundado por Juan Manuel de Rosas, quienes marcharon contra Lavalle, que había fallado en su intento de invadir Santa Fe y había decidido regresar a Buenos Aires.
Las fuerzas federales se enfrentaron a las unitarias en “Puente de Márquez” siendo Lavalle vencido, y dirigiéndose a Cañuelas para entrevistarse con Rosas, firmándose allí un pacto el 24 de junio de 1829 por el cual se convenía el cese de las hostilidades y la designación de una Junta de Representantes encargada de elegir un nuevo gobernador, que se haría cargo de las fuerzas.
Ese pacto, que incluía como cláusula secreta para unir posiciones, sostener una lista única de representantes que designarían a Félix de Álzaga como gobernador, fracasó, y las luchas civiles continuaron.
Mientras todo esto ocurría en Buenos Aires, en el interior también unitario y federal se enfrentaban violentamente, y la guerra civil se extendía por las provincias.
En abril de 1829, el general unitario José María Paz marcho hacia Córdoba al frente de un reducido contingente militar. Una vez allí enfrentó y venció al gobernador federal Juan Bautista Bustos en la batalla San Roque. El caudillo riojano Facundo Quiroga marcho hacia Córdoba al frente de unos cinco mil hombres para auxiliar a Bustos pero fue derrotado por Paz en la Tablada. A comienzos de 1830 Quiroga volvió a invadir el territorio cordobés pero fue nuevamente vencido en Oncativo.
En poco tiempo Paz logro extender su influencia por otras provincias del oeste y del norte del país, en las que derroco a los gobernadores federales y los reemplazo por unitarios. A mediados de 1830, las provincias gobernadas por unitarios conformaron una alianza militar llamada Liga del Interior o Liga Unitaria, cuyo objetivo era terminar con los federales en todo el territorio. Los integrantes de la Liga le  otorgaron el mando militar a Paz, la retiraron a Buenos Aires el manejo de las relaciones exteriores  y se comprometieron a organizar el país por medio de la sanción de una constitución unitaria.

sábado, 9 de noviembre de 2013

Unitarios y federales

Enfrentamiento entre unitarios y federales

Los Federales gobiernan Buenos Aires

En Agosto de 1827, la Sala de Representantes se reunió con el objeto de elegir un nuevo gobernador para la provincia. La elección recayó en el líder de los federales porteños, Manuel Dorrego.
retrato de Manuel Dorrego
Ante la ausencia de un gobierno central, Dorrego debió hacerse cargo del manejo de las relaciones exteriores de las provincias. Así, unas de las primeras tareas de lo que debió ocuparse el gobernador fue el conflicto con el Brasil. Aunque intento continuar la guerra, sus esfuerzos fueron infructuosos y debió iniciar negociaciones de paz. En agosto de 1828 se firmo un tratado que estableció la independencia de la Banda Oriental, que se convirtió en la Republica Oriental del Uruguay. La gran mayoría de los porteños recibieron la paz con un enorme alivio: con ella llegaba a su fin una larga contienda y terminaba el bloqueo del puerto de Buenos Aires, lo que posibilitaría la reanudación de las actividades comerciales y la recuperación económica de la provincia. También concluiría el reclutamiento de hombres para integrar el ejercito y el gobierno podría disponer de fuerzas para luchar contra los indígenas y para controlar a los bandoleros que azolaban las zonas rurales.
Sin embargo, los términos del acuerdo fueron rechazados por los jefes del ejercito que había luchado contra el Brasil, porque los consideraba deshonrosos. Además, los oficiales eran fervientes partidarios del bando unitario y manifestaban un profundo rechazo por Dorrego. Los unitarios porteños aprovechaban esta situación para derrocar al gobernador y retornar al poder. Bajo el liderazgo del general Juan Lavalle, el 1de diciembre de 1828 se produjo un levantamiento militar unitario que destituyo a Dorrego y disolvió la Sala de Representantes. El gobernador depuesto huyó a la campaña en búsqueda del auxilio del comandante de milicias de la provincia, Juan Manuel de Rosas. Lavalle se hizo designar gobernador y partió en búsqueda de Dorrego. Al mando de algunas fuerzas leales, el gobernador depuesto fue completamente derrotado por Lavalle en la localidad de Navarro el 9 de diciembre. Pocos días después, Dorrego fue traicionado por algunos de sus oficiales y entregado al jefe unitario, quien ordeno su fusilamiento.





La época de Rosas

Combate de caballería en la época de Rosas, óleo de Carlos Morel (1830)  
 
 

Como consecuencia del fracaso de la breve experiencia de unidad nacional bajo la presidencia de Rivadavia, las provincias volvieron a ser autónomas. A partir de entonces, la imposibilidad de llegar a un acuerdo sobre la organización nacional profundizó las diferencias entre unitarios y federales. Los violentos enfrentamientos que se produjeron entre los partidarios de ambos grupos envolvieron al país en la guerra civil durante muchos años.
Gobernada a partir de 1829 por el poderoso estanciero Juan Manuel de Rosas, Buenos Aires logró imponer su predominio sobre el resto de las provincias hasta 1853.